El Imperio Napoleónico, cubre el periodo de la poderosa irradiación y dominación de Francia sobre la Europa Continental, bajo el gobierno de Napoleón I, Emperador de los franceses y Rey de Italia. El Imperio Napoleónico se refiere al periodo comprendido entre el fin del Consulado hasta la Restauración de la monarquía borbónica, aunque posteriormente vivió un pequeño intervalo entre el periodo de los Cien Días (1 de marzo de 1815) y la abdicación final (acto según el cual renuncia y cede por sí mismo su cargo) de Napoleón, el 22 de junio de 1815. Es este un periodo de la historia de Francia caracterizado por las feroces campañas bélicas que le fueron impuestas a sangre y fuego, promovidas y financiadas todas por Inglaterra, y ejecutadas por sus aliados continentales a lo largo de 7 coaliciones internacionales. Estos conflictos son conocidos como Guerras Napoleónicas también llamadas "Guerras de Coalición".
El camino que condujo a Napoleón hasta el trono imperial comenzó con la famosa jornada del 18 de Brumario y la nueva Constitución del Año VIII (1799), que convertía al general Bonaparte en Primer Cónsul tras su retorno de la campaña de Egipto, y después de la enmienda de 1802 el Primer Cónsul ganó apoyos para su gran visión y empezó así la completa reconstrucción de una Francia asolada y en completas ruinas tras años de guerras internas y externas. La decisión del Senado el 24 de mayo de 1804, le otorgaba el título de "Emperador de los franceses", como una manera de fortificar y perpetuar el nuevo sistema ante la fuerte amenaza de una restauración borbónica.
La capacidad de trabajo de Napoleón era extraordinaria. Íntimamente unido a los franceses, a quienes a menudo llamaba "mis hijos", el pueblo de Francia no se había identificado nunca a tal grado con su soberano. En efecto, Napoleón defendió el derecho de propiedad, promulgó la ley de perdón a los emigrados, restableció el catolicismo en Francia, dando un estatuto legal a los protestantes, liberando a los judíos de los ghettos y dándoles un estatuto civil que nunca habían tenido, etc. Más tarde, aboliría el vasallaje. Al igual que el pueblo francés, su ejército lo adoraba pues por primera vez los franceses conocían de manera formal la igualdad ante la ley y el impuesto, y el derecho al libre ascenso social.
Esta fabulosa explosión política, industrial, agrícola y cultural no se detendría durante todo el periodo imperial a pesar de las permanentes guerras de coalición montadas por Inglaterra. Al contrario, las constantes victorias obtenidas por los ejércitos franceses en esta serie de batallas defensivas no dejaron de incrementar la gloria francesa, que junto con las mejoras introducidas por Napoleón, irradiarían en toda Europa. No obstante, el apetito de conquista de Inglaterra llevaron a conferir a Napoleón el título de "Emperador de los franceses", como una manera de defender las adquisiciones revolucionarias y anclar el nuevo régimen, perpetuándolo en el tiempo a través de una cuarta dinastía: los Napoleónidas. La Consagración y Coronación del Emperador se llevaron a cabo el 2 de diciembre de 1804, presididas por el Papa Pío VII.
Durante el periodo imperial se sucederán varios cambios trascendentales, materializados esencialmente en el Código Napoleónico (1804), la reforma aduanera y agrícola, la división de poderes en el estado etc.Durante el régimen napoleónico se elaboraron políticas de desarrollo y protección social, de grandes reformas agrícolas, de mejoras de salud y obras públicas (primer servicio de ambulancia, escuela veterinaria, fuentes, puentes y canales, etc.), de fomento industrial y artístico, y se extendió el concepto de la enseñanza pública gratuita.
Durante el periodo del Imperio Napoleónico, hubo muchas reformas en Francia que no solo se centraban en lo economico sino también en lo político y en lo social. Se creó el banco de Francia, una política proteccionista hacia la agricultura, el libre comercio y la emisión de billetes y monedas.
El Bloqueo Continental fue uno de los vértices en la política exterior de Napoleón en su intento de asfixiar la economía británica como última manera de obligarla a aceptar la paz. Napoleón era un genio militar, y sin duda alguna hubiera derrotado a los ingleses de haber conseguido desembarcar sus tropas en las Islas. Sin embargo, falto de recursos y de personal cualificado, fue imposible hacer frente a la Royal Navy. Los planes para ello se frustraron definitivamente con la Batalla de Trafalgar, en 1805. En noviembre de 1806, tras haber vencido a los ejércitos agresores y logrado ventajosas alianzas con todas las mayores potencias de la Europa Continental, Napoleón publicó el Decreto de Berlín, prohibiendo a sus aliados y al resto de naciones conquistadas comerciar con el Reino Unido. En 1807, trató de fortalecer este bloqueo en un esfuerzo de destruir el comercio inglés publicando el Decreto de Milán.
En último término, el embargo fue un fracaso, pues la exclusividad napoleónica sobre los puertos no podía detener el contrabando británico, especialmente por la gigantesca demanda de productos coloniales y exóticos en Europa, y los mercantes británicos buscaron de forma agresiva otros mercados.
Portugal fue el único país europeo que rehusó abiertamente unirse al Bloqueo Continental. Tras el Tratado de julio de 1807, y después de múltiples instancias a entrar en razón sin respuesta, Napoleón trató de capturar a la flota portuguesa, así como ocupar los puertos portugueses y expulsar a los ingleses de suelo portugués. La reinante casa de Braganza no dudó en abandonar a su pueblo huyendo a Brasil escoltada por la Royal Navy. Aun así el proyecto napoleónico fracasó. La población portuguesa bullía en revueltas contra los invasores franceses, y el ejército británico de Wellington intervino, dando inicio a la Guerra Peninsular en 1808.
Napoleón se vio forzado a poner en pie un nuevo ejército defensivo, pero sus fuerzas menguadas fueron neutralizadas por las potencias aliadas durante la campaña de Bélgica de 1815, el Imperio Napoleónico terminó con la histórica batalla de Waterloo.
Napoleón fue encarcelado y desterrado por los británicos a la isla de Santa Helena en el Atlántico, el 15 de julio de 1815. Allí, con un pequeño grupo de seguidores, dictó sus memorias y criticó a sus aprehensores y murió el 5 de mayo de 1821.
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